jueves, 21 de mayo de 2015

Andrés Eloy Blanco, poeta del pueblo y las luchas sociales




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 El 21 de mayo de 1955, falleció Andrés Eloy Blanco, poeta, abogado, escritor, humorista y político venezolano. Nació en Cumaná, estado Sucre, el 6 de agosto de 1896. Su prosa sigue viva en el corazón del pueblo venezolano y su desafío contra gobiernos antipopulares e injusticias ha inspirado a las luchas sociales.

Su noble condición humana, su idealismo de otro tiempo, su caballerosidad, su adhesión a la causa de la libertad y de la democracia la cual le costó cárceles, confinamientos y exilios. Gozó de un maravilloso humor, ingenio, chispeante, sensibilidad por lo popular, elocuencia y sus versos de inspiración tradicional lo convirtieron en símbolo de expresión genuina del venezolano.

Con el poema “Píntame Angelitos negros”, recitada y aprendida por millones de personas desde su publicación –incluso inmortalizado en el cine con una canción interpretada por Pedro Infante y Antonio Machín en España- dejó una extraordinaria lección de humanidad, solidaridad y amor por quienes han sufrido discriminación por su color de piel. Es considerado un himno contra la discriminación racial y se publicó en 1959, en la obra “La Juanbimbada”.

A la muerte de Juan Vicente Gómez, Blanco fue nombrado por el presidente Eleazar López Contreras, jefe del Servicio de Gabinete en el Ministerio de Obras Públicas. Su postura fuertemente crítica frente a la represión de las manifestaciones del 14 de febrero de 1936 y su pertenencia a la Organización Revolucionaria Venezolana llevan a apartarlo de la política.

Fundaría poco después el Partido Democrático Nacional, como diputado del cual llegaría al Congreso Nacional. A lo largo de su actividad política sigue publicando profusamente. A comienzos de los años 1940, integra su partido en la recién fundada Acción Democrática, y trabaja para la candidatura de Rómulo Gallegos, quien se haría con la presidencia en 1947.

En 1946, fue electo presidente de la Asamblea Nacional Constituyente convocada para la reforma de la constitución, que instaura el sufragio universal, secreto y directo. En 1948 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Gallegos. Tras su derrocamiento por Carlos Delgado Chalbaud, se exilia en México, donde se dedica por completo a la poesía.

En 1955 perdió la vida en un accidente de tránsito en México. El 6 de junio de ese año sus restos fueron trasladados a Caracas para su sepelio, realizado entre estrictas medidas de seguridad por parte de las fuerzas del régimen.

Entre las Esquinas de Carmelitas y la Catedral de Caracas, se encuentra la Plaza Andrés Eloy Blanco, que durante las décadas de los 70, 80 y 90 se convirtió en un lugar de congregación de pintores y escultores, cuyas obras plasmaban los abusos e injusticias sufridas por parte de los gobiernos de la época, provocando el hostigamiento y persecución policial contra estos artistas populares.

Esta plaza tiene la particularidad de ser conocida por varios nombres entre ellos están, la Plaza de los novios, porque era visitada por parejas de enamorados que debido a las frecuentes corrientes de aire del lugar permanecían abrazados en la plaza. En años más recientes fue conocida con el nombre de Plaza Lina Ron, ya que este lugar fue escenario de lucha de esta mujer revolucionaria. 






A continuación unos famosos poema de Andrés Eloy Blanco para su deleite:

La Renuncia, de Andrés Eloy Blanco

He renunciado a ti. No era posible.
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...








Facilitador:
Keliz Marquez
Rosita Soto
Jesús Chacón







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